PLAZA BOLÍVAR

La plaza Bolívar de Maracaibo llevó el nombre de San Sebastián en tiempos coloniales. Era un amplio espacio de terreno estéril donde afloraba una laja, especie de meseta de piedra que atravesaba algunas calles de la ciudad y penetraba en el lago entre la desaparecida Punta Arríela y la Punta de Santa Lucía, en cuyo fondo un farallón de esa misma piedra estorbaba el paso a los buques de mayor calado que tenían necesidad de entrar en la bahía, siendo necesario volarlo con dinamita para dejar paso libre a la navegación. Los palacios de Gobierno y Municipal y la catedral tenían su frente a la nombrada plaza y los otros edificios que completaban las manzanas del cuadrado, por su tamaño y estilo arquitectónico de la época, daban al sitio aspecto de distinción. En una de las veces que ejerció la presidencia del Estado Zulia, el general Venancio Pulgar se propuso dar a la plaza principal de la ciudad un aspecto atrayente convirtiéndola en jardín, ordenando la excavación total dentro de su perímetro, para lo cual utilizó los hombres sentenciados a presidio rompiendo y sacando la piedra hasta la profundidad considerada conveniente y poniendo en su lugar tierra abonada que permitiera sembrar árboles frondosos que brindaran al lugar su sombra y frescura, lo que llevó a feliz término plantando una arboleda que cambio por completo el aspecto del lugar. En su deseo de completar la obra, hizo pedir a Alemania un elegante embarandado de hierro con ocho puertas ornamentales, una artística fuente para el centro de la plaza y cuatro estatuas de bronce representando el comercio, la industria, la agricultura y la navegación, para ser colocadas en los cuatro principales polígonos del parque. Para atender a la ejecución de estas obras en las fábricas alemanas fue nombrado el artista zuliano don Carmelo Fernández, a quien, entre otras recomendaciones, se le ordenó que en cada una de las puertasde la baranda se pusiera una leyenda laudatoria al gobierno nacional presidido por el general Antonio Guzmán Blanco, a quien se le había dado el título de "Ilustre Ame- ricano". El comisionado se trasladó a Europa para cumplir las órdenes del gobierno del Estado Zulia, haciendo las indicaciones necesarias, y el embarandado con las puertas ornamentales, la fuente central y las estatuas de bronce fueron terminados a satisfacción del comisionado y embarcados en un buque de vela con destino al puerto de Maracaibo, donde llegaron sin inconvenientes y fueron instalados en los sitios correspondientes. Mientras tanto los árboles habían crecido, dando sombra suficiente, a cuyo amparo se colocaron escaños de madera y hierro que eran como una invitación al descanso de transeúntes y paseantes, quedando la principal plaza de la ciudad como un exponente de buen gusto, al estilo de los parques de las grandes poblaciones europeas. Cuando desapareció el gobierno dictatorial del general Antonio Guzmán Blanco hubo grandes manifestaciones en todo el país y el pueblo de Maracaibo celebró entusiasmado la caída del gobernante al que se le atribuía la frase de que " él convertiría a Maracaibo en playa de pescadores". En una de esas manifestaciones organizada en la plaza de San Juan de Dios, que recorrió la calle Ciencias para llegar al palacio del Gobierno, al pasar por la plaza Bolívar empezaron a gritar que se rompieran las puertas del embarandado que contenía leyendas en favor del odiado mandatario, lo cual fue avisado a un familiar de don Carmelo Fernández, quien salió precipitadamente de su casa y al llegar a la plaza Bolívar se subió sobre una mesa y gritó al pueblo que no había necesidad de romper las puertas, pues él entregaría las placas de bronce con las leyendas, lo que aplacó a los manifestantes, mientras el referido familiar de don Carmelo, subido en una escalera, destorcía con una llave inglesa las tuercas que sujetaban las placas y las entregaba al gentío, que las destrozaba inmediatamente. Don Carmelo, previendo lo que pudiera suceder a esas leyendas en el futuro, ordenó a la fábrica que hiciera las placas en forma de que pudieran ser quitadas, sin perjudicar los arcos de las puertas. Una de las leyendas que aparecía en el portal que daba a la esquina de las calles Ciencias y Urdaneta decía así: "¡Gloria al Ilustre Americano, General Antonio Guzmán Blanco, civilizador de la Patrial". Años después, otro gobierno dictatorial terminaba en el país con la muerte del general Juan Vicente Gómez. La desorganización que causara el sistema impuesto por el dictador trajo muchos cambios en ios hombres que ocupaban los puestos principales en los Estados, lo que hizo que fuera designado a1 general León Jurado para regir provi sionalmente los destinos del Estado Zulia, nombramiento que causó la protesta general de la ciudadanía por haber sido aquél uno de los más adictos colaboradores del gobierno del general Gómez, y entre los muchos incidentes que ocurrieron por el referido nombramiento destacamos uno que expresa mejor que nada el sentimiento del pueblo. Un día amanecieron a los pies del caballo del monumento dedicado al Padre de la Patria, en la plaza de su nombre, dos grandes maletas y, en la mano que tiene extendida la figura de El Libertador, saludando con el sombrero, un gran cartelón con la siguiente leyenda: "Si nose va León Jurado, me voy yo".

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